¿Qué tratamiento es mejor para mí?

Cuando alguien me escribe por primera vez, lo más común es que llegue con dudas. “He leído sobre el láser CO2, ¿me servirá?”, “Me han hablado de Morpheus8, ¿es para mí?”, o directamente “No sé qué necesito, pero quiero mejorar mi piel”.



Y es totalmente normal. No estás sola. Hoy hay muchísima información (y desinformación) sobre tratamientos estéticos. Por eso, lo primero que hago cuando una persona me contacta es escucharla y entender qué quiere mejorar, no solo qué ha oído que funciona. Puede que su objetivo sea levantar el párpado, mejorar arrugas, tratar manchas o reafirmar el rostro. Cada uno de esos casos tiene un enfoque distinto.



A veces, lo que alguien cree que necesita no es lo que realmente va a ayudarle. Y eso es parte de mi trabajo: identificar qué tratamiento encaja con tu piel, con tu objetivo y con el resultado que esperas. No se trata de usar tecnología por usarla, sino de aplicarla con sentido y precisión.

Elegir bien es tan importante como aplicar bien

Hay algo que siempre repito: no todos los tratamientos son para todas las personas. Yo no uso protocolos cerrados ni recomiendo lo que está de moda. Evalúo el estado de la piel, la edad, las zonas más sensibles, el historial de tratamientos previos… y por supuesto, el resultado que buscas.



Me fijo en detalles que a veces no se ven a simple vista, pero que marcan la diferencia: cómo reacciona tu piel, cómo responde a la aparatología, qué nivel de cambio estás dispuesta a asumir.



Y si no es el momento adecuado, también te lo diré. Porque prefiero que hagamos algo cuando tu piel esté preparada a hacer algo solo “por hacer”. Cuando el tratamiento es el correcto, los resultados se ven y se sienten. Y eso no depende solo de la máquina: depende de cuándo, cómo y en quién se aplica.

Ir al contenido